Como joya de hoy vamos a hablar de una moto, pero una moto
icónica. Ya sé que no es el estilo de las motos que solemos traeros por aquí
pero el trabajo que hizo Honda la con VFR 750R (RC 30) es digno de traerla
aquí.
En 1987, HRC (Honda Racing Corporation), presentó esta moto
para su homologación para el mundial de Súper Bikes para intentar ganarlo al
año siguiente.
Era una moto que partía del motor de la RC 24. Un motor tetracilíndrico en uve a 90º con doble árbol de levas en cabeza. Los dos primeros mundiales de Súper Bike cayeron a manos de Honda.
Se iban a producir 100 unidades para conseguir la
homologación, pero finalmente estuvo en producción hasta 1994.
Las 1000 primeras unidades fabricadas fueron para el mercado
japonés. Las primeras unidades tenían una placa numerada en el cuadro y una
llave especial con el logotipo en una incrustación de fibra de carbono. También
tenían los faros pequeños, como la VFR 400R NC30 y estaban restringidos a 77
caballos como todos los modelos de 750 cc en Japón.
Era una época en la que los fabricantes producían diferentes
especificaciones para diferentes países. Por ejemplo, los franceses y alemanes
tenían una restricción de 100 cv, Suiza la tenía como Japón y el resto de
Europa tenía las motos a plena potencia.
Tenía una potencia declarada de 112 caballos. Pero su
principal arma radicaba en su sistema de encendido que repartía las pistonadas
en 360º del cigüeñal ofreciéndonos unas aceleraciones imposibles y un tres
alternativo fabricado en titanio aligerando el conjunto a pesos nunca vistos
hasta entonces.
Su excelente maniobrabilidad era “culpa” de su chasis RC 30
de doble viga de aluminio y su monobrazo basculante fabricado conjuntamente con
ELF que le daba un aspecto inconfundible a la moto.
Consiguieron un bajo centro de gravedad gracias a un sistema
que centraba la gasolina dentro del depósito un motor muy compacto. Montaba
también un escape hecho a mano en acero inoxidable.
En su momento era la única moto que se fabricaba a mano una
a una en HRC bajo la supervisión de un exigente control de calidad digna de una
verdadera máquina como la que crearon.
De hecho, hoy en día, algo más de 30 años después de su
presentación, si la calzamos con neumáticos actuales las respuestas siguen
siendo superiores a muchos de los modelos potentes de hoy en día, pero a su
vez, ese es uno de los problemas de esta moto actualmente, los neumáticos. De
hecho, los propietarios rara vez la utilizan porque es muy complicado conseguir
neumáticos deportivos de estas medidas. La mejor opción para la llanta de 18” y
170 de ancho son Dunlop o Bridegstone, pero ya os digo, complicadas de
conseguir y no muy baratas.
Y respecto a los recambios, también se convirtió en un
quebradero de cabeza para sus propietarios, aunque desde hace poco más de un
año Honda anunció que volvía a fabricar repuestos para la RC30 debido al icono
en el que se ha convertido.
Las fibras del carenado se convirtieron en tendencia que no
tardaron en copiar el resto de fabricantes de motos que además aportaban aún
más ligereza al conjunto. De hecho, en una sesión de fotos de uno de los medios
especializados de la época, los desmontaron para hacer las fotos al desnudo de
la RC30 y tenían que tener cuidado porque el viento se llevaba las piezas
desmontadas.
Como parte negativa, podríamos decir que su precio era una
pasada para la época. Con lo que valía una te podías comprar dos Suzuki GSX-R.
Además, al principio tuvo una tirada tan corta que los compradores desesperaban
con las listas de espera.
Lo cierto es que Honda rompió todos los esquemas de las
motos fabricadas hasta ese momento. La RC30 significó un antes y un después en
la historia de las motos y como tal, se ha convertido en un artículo de culto,
una leyenda del mundo de las 2 ruedas que puedes encontrar hoy en el mercado de
ocasión por precios que rondan e incluso superan los 40.000.-€.
Hace un par de años, en 2018 aparecieron en un distribuidor del Reino Unido 3 RC30 nuevas, con 0 kilómetros en su cuadro. No se sabe el precio exacto por el que se vendieron, pero se habla de unos 70.000 euros.
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