El otro día os hablábamos de Cadillacs carrozados por
diseñadores italianos, pues bien, hoy os traemos otra rara colaboración entre
los americanos y los italianos, os presentamos el Dodge Challenger más raro
jamás construido, el Pietro Frua.
Pietro Frua fue uno de los carroceros italianos más
laureados del siglo XX y aunque murió ya hace más de 30 años, aún podemos ver
muchas de sus obras en las míticas concentraciones de los Concours d’Elegance
de distintos países. Frua se atrevió a carrozar un verdadero Muscle Car como
era el Challenger de los años 70 con un estilo típicamente italiano que puede
recordar en parte a los Ferrari, Lamborghini o más especialmente al Monteverdi
375 S carrozado también por Pietro. Para mi gusto ha perdido la esencia Muscle.
Este trabajo está realizado sobre un Challenger RT Sport
Coupe de dos puertas de 1970 que salió de la planta de Michigan. Su propietario
de el Dr. Alfred Schaefer, director general del banco UBS. Éste era amigo del
impirtador oficial de Chrysler en Suiza y le pidió que contactara con el
carrocero italiano para hacer un trabajo único a su Dodge.
El resultado final fue un coche algo más largo que el
original, más bajo y con la misma anchura, es decir, 4.86 de largo, 1.29 de
alto y 1.93 de ancho. El motor no cambió, dejaron el de fábrica, un V8 de 6.3
litros que desarrollaba 335 caballos y que lanzaba a esta bestia hasta los 193
kilómetros por hora, velocidad que estaba limitada por su transmisión
automática de 3 velocidades.
Se nota que el diseño es europeo. Viendo alguna foto se
podría casi confundir también con algún Aston Martin. Tiene las líneas más
suaves que el muscle car original, tiene más partes cromadas y destaca sobre
todo el tamaño del cristal trasero.
El interior se dejó prácticamente como el original,
únicamente se cambiaron los tapizados y algo de la instrumentación.
Ya sabéis que nos encanta conocer curiosidades de los
modelos que os traemos aquí. Pues bien, Pietro Frua estuvo a punto de no poder
terminar este modelo, porque en uno de sus viajes para visitar al propietario, tuvieron
un problema en el tren de aterrizaje de su avión y tuvieron que hacer un
aterrizaje forzoso en el que, por suerte, lo pudieron contar.
Como veréis, al igual que el Cadillac de la semana pasada,
no me acaban de convencer esta unión italoamericana. Creo que zapatero a sus
zapatos, y si hacer un muscle car, lo bueno e interesante es que sea eso, un
muscle car, no que me lo disfraces de deportivo italiano sobredimensionado. En
fin, es tan solo mi opinión.
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