El Fuego fue un coupé que no fue muy valorado en su momento,
aunque tuvo un arranque esperanzador y que hoy, prácticamente está olvidado. No
fue un modelo que enloqueció a los aficionados del motor. Sin embargo, fue uno
de los primeros coches de producción con turboalimentación, recurso derivado
directamente de la Fórmula 1, que acompañado de un equipamiento más generoso
que sus competidores directos, esperaban que tuviese mucha más aceptación de la
que tuvo.
También tuvieron el valor de presentar el primero modelo
deportivo con una versión turbodiésel. En aquel entonces fue tomado casi como
una blasfemia, pero cierto es que a principios del siglo XX se convirtió casi
en una tradición.
En la década de los 80, la marca francesa no tenía el
prestigio de otros fabricantes de la época como Alfa o BMW, pero sí que habían
presentado algunos pequeños coupés como el Floride a mediados del siglo pasado
o el 15 y el 17 en los 70.
Renault eligió un momento para entrar en el segmento coupé
que coincidía con el que marcas como Opel o Ford eligieron para dejarlo ya que
el público parecía más interesado en los coupés de grandes marcas deportivas.
El coupé de Renault estaba claramente basado en el Renault
18 al que el antiguo diseñador de Citroën, Robert Opron, modeló a modo de
fastback con trazos redondeados y una gran luneta trasera que servía también de
boca de carga. Todo esto le otorgaba un coeficiente aerodinámico de 0,34 Cx.
Renault buscaba un concepto que estaba en boga años
anteriores, la practicidad de los coches. Contaba con un gran maletero y cuatro
asientos cómodos, de hecho, mucho más cómodos que los rivales.
Respecto a la mecánica, la marca francesa ofrecía un amplio
abanico, todos de 4 cilindros. Desde un motor 1.4 litros y 64 CV, hasta un 2.0
de 110.El motor más destacado de la gama era el 1.6 litros de 132 CV que
acercaba al Fuego a los 200 Km/h, lo que eran muy buenos números para un coche
de gama media.
Como comentamos antes, el Fuego también montó un bloque
turbodiésel. En este caso, cubicaba 2,0 litros y entregaba 88 CV, una potencia
que permitía al modelo francés declarar 177 km/h y, por ende, ser el vehículo
de gasóleo más veloz del mundo.
Después de su presentación en el salón de Ginebra de 1980,
el Fuego, gracias a su formato, alcanzó un éxito inmediato, tanto en Europa
como en América, hasta el punto de ser el coupé más vendido en el Viejo
Continente durante 1981.
No estaba mal para un modelo de tracción delantera de una
marca popular, pero, año tras año, las ventas se desplomaron considerablemente
y el modelo tuvo que luchar por sobrevivir en España hasta 1985, aunque en varios
países europeos se comercializó hasta 1987.
Luego se exilió a América del Sur, donde la producción
continuó hasta principios de la década de 1990. Como curiosidad, el carrocero
Heuliez hizo un descapotable, que se convirtió en un ejemplar único.
Renault sufrió mucho con este modelo, a parte de por llevar
el rombo en la parrilla que no tenía mucha experiencia en este sector, por los
rivales que tenían en ese momento en el mercado, como por ejemplo el BMW E30
O el Alfa Romeo Alfetta GT, ambos con cortes más deportivos.
No obstante, elementos como la dirección asistida, ofrecida
de serie, o el cierre centralizado con mando a distancia no eran nada
habituales en un modelo de esos años. Sin olvidar el turbo, tomado de los
monoplazas de Renault, que luchaban, en igualdad de condiciones, contra Ferrari
en la competición reina del automovilismo.
En España, los precios no fueron precisamente competitivos. El más
barato costaba 1.5 millones de pesetas (9000.-€), mientras que el Turbo se iba
más allá de los 2 millones (12.000.-€). Eran precios mucho más caros que por
ejemplo los del Supercinco Turbo de 1985. Esto hizo que el precio fuese un
problema.
Cierto es que podemos encontrar coches que en su momento no
tuvieron éxito y que cuando se convierten en clásicos se disparan, pero el
Fuego no ha sido uno de estos modelos.
Eso sí, todo esto permite que te puedas agenciar con un
Fuego relativamente barato. Eso sí, hoy día puedes tener problemas para
encontrar ciertas piezas de repuesto ya que hoy en día casi no queda ninguna de
las 265.367 ejemplares producidas.
Al igual que BMW hizo con el 3.0 CSL del que luego
hablaremos, Renault también tiene un modelo prototipo de cómo sería hoy el
Renault Fuego.
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