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jueves, 4 de junio de 2020

Ferrari 250 Testa Rossa. 1957.


Si mencionamos la palabra Testarossa junto a la de Ferrari, todos retrocederemos a los años 80 con el mítico modelo de Pininfarina del que ya hemos hablado en el programa. Unos de los superdeportivos más famosos de la historia del automóvil.


Pues bien, hoy vamos a hablar del origen del Testarossa, pero del de los años 50 ya que el primer Testa Rossa lo vimos en 1957.


El 250 Testa Rossa nació debido al cambio en la normativa del Campeonato Mundial de Coches Deportivos que obligaba a los coches a montar motores de 3 litros a partir de 1958. Enzo Ferrari se anticipó a esta decisión desarrollando un tremendo V12 de 3 litros. Así le vimos por primera vez en los 1.000 kms de Nurburgring en 1957 donde terminó entre los 10 primeros.


El 250 Testa Rossa fue evolución del exitoso 500 TR de 1956. Diseñado por el famoso ingeniero de Ferrari Aurelio Lampredi, el motor fue el primero de 4 tiempos de la marca italiana y se creó para correr en Fórmula Dos aunque después se montaran en los 500 Mondial.


Para distinguir la evolución de mayor potencia del 500 Mondial, las culatas del motor (Testa) se pintaron de rojo (Rosso) pasando así de ser el 500 Mondial al 500 TR. Esta tradición pasó al 250 Testa Rossa que llevaba las cubiertas de las levas del motor V12 pintadas en rojo brillante.


Su primer éxito llegó a principios de 1958 al ganar los 1.000 Km de Buenos Aires pilotado por Phil Hill y Peter Collins. Tras esta victoria no tardaron en llegar otras muchas como las 12 horas de Sebring, la Targa Florio de ese mismo año o lo que da fama a cualquier vehículo de carreras, la victoria de las 24 horas de LeMans.


El 250 Testa Rossa le dio el mundial de constructores a Ferrari en 1958. El 59 fue algo más duro y no lo ganaron, aunque ganaron algunas pruebas como las 12 horas de Serbing.


1960 volvió a ganar el campeonato de constructores ganando varias pruebas, entre ellas, otra vez las 24 horas de LeMans. Volvió a ganar el campeonato en 1961. Incluso un año después, en el 62, cinco años después de su lanzamiento que para las carreras es todo un mundo seguía ganando carreras como de nuevo Sebring y LeMans.


El 250 Testa Rossa es hoy un icono en los anales de la historia de Ferrari siendo uno de sus deportivos con mayor éxito en las carreras. Es también un ejemplo de como la visión de Enzo Ferrari anteponiéndose a la historia hizo que Ferrari llegase tan lejos en el mundo de las carreras.


Hoy es prácticamente imposible hacerte con una de las unidades que quedan vivas, y si encuentras alguna en una subasta prepara el bolsillo porque no creo que puedas comprarla por menos de 10 millones de Euros.


De hecho, la unidad inaugural con la que Peter Collins y Phil Hill ganaron los 1.000 Km de Buenos Aires fue vendida por casi 40 millones de dólares en 2014 convirtiéndose en uno de los coches más caros de la historia. Estaba en un estado de conservación único. Era el chasis número 0704 que tras su vida en los circuitos pasó a una de las salas del Museo Henry Ford donde estuvo bien cuidado durante casi 30 años. Fue una de las valoraciones más sonadas de este primer “Pelirojo” de Ferrari y una de las razones por las que se ha convertido en un modelo legendario de la marca del Cavallino Rampante.


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