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viernes, 5 de junio de 2020

Riva Aquarama. 1968.


Ferruccio Lamborghni, de todos conocidos en este programa, fundador de la mítica marca de deportivos italiana con su nombre llegó a convertirse en un empresario millonario. De hecho, ya lo había conseguido antes de meterse en la fabricación de deportivos fabricando y vendiendo tractores.


Lo que pocos saben que otra de sus aficiones era la navegación y los barcos y decidió que quería una lancha. Para ello recurrió al fabricante más famoso en Italia en la década de los 60 por haber hecho famosas sus lanchas que todos habréis visto en alguna foto de Venecia por ejemplo. Las Riva, más concretamente el modelo Aquarama. Una lancha recubierta de madera que derrochaba la clase y elegancia italiana de la década de los 60.


Las Riva Aquarama, fabricadas entre 1962 y 1972 destacaban por su exclusividad. Sólo se fabricaron 281 unidades y eran tan bonitas como caras.


Eran muy rápidas gracias a una configuración muy ligera y a dos motores, normalmente Chrysler o Cadillac con una puesta a punto marítima y potencias combinadas de entre 185 caballos hasta los 400 de algunas unidades. Suficiente para que estas lanchas de 5 plazas y una pequeña cubierta para tomar el sol alcanzasen velocidades de hasta 40 nudos, unos 75 kilómetros por hora.


Pues bien, como buen rico italiano, Ferruccio quiso una Riva pero con su toque, es decir, que en lugar de los motores Crhysler o Cadillac, llevase dos de sus V12 Lamborghini consiguiendo así una Riva Aquarama algo más rápida.


La Aquarama Lamborghini fue un encargo personal del mismo Ferruccio a Riva en 1968. En lugar de los mencionados motores americanos, quiso una potencia fuera de todos los registros de la época. ¿Qué mejor que dos motores V12 4.0 de los que montaba su primer deportivo? El 350GT. Juntaron así una lancha de madera con unas líneas preciosas y 24 cilindros italianos. Lo dicho, nunca visto algo igual antes. Cada uno de estos escalofriantes motores llevaban 6 carburadores de doble cuerpo que rendían 350 caballos.


Hablábamos hace algunos programas de los motores Perkins que montaban por ejemplo el Seat 1500 y que también fueron utilizados para barcos modificándolos para su uso en el agua. Pues bien, lo mismo hicieron con estos motores Lamborghini teniendo además algo más de carrera para poder mejorar el par a bajas vueltas obteniendo un rango de funcionamiento de entre 700 a 5000 r.p.m. Con 700 caballos bajo la cubierta, esta Aquarama se convirtió en lo que para mi gusto es uno de los Lamborghini más desconocidos y bonitos de la historia de la marca italiana.


Consiguieron una aceleración nunca vista antes en el mar y una velocidad de unos 90 km/h. No parece mucha, pero tened en cuanta que rodar a más de 50 kilómetros por hora en el mar es comparable a rodar a más de 200 en carretera. Es otro mundo, especialmente en aguas bravas.


La lancha estuvo parada desde 1993 en algún puerto italiano con uno de sus motores irrecuperable ya que estaba en el museo de Lamborghini. Riva-World encontró otros dos propulsores en Estados Unidos y comenzó la restauración con la ayuda de Riva y del mismo museo Lamborghini que les dejó desmontar el motor que tenían en exposición. La embarcación fue finalmente restaurada por Riva-World en los Países Bajos y tras varias pruebas en los lagos holandeses fue devuelta a Italia la Lago d’lseo.


Fue entregada al mismísimo Carlo Riva, fundador de Riva y el mismo hombre al que Ferruccio Lamborghini metió prisa para tenerla terminada en tan sólo tres meses. Un maquinón capaz de entusiasmar tanto a los amantes de los coches como de los barcos y lo que os decía antes, uno de los Lamborghini más bonitos de la historia.


Carlo Riva falleció en 2017 y la Riva Lamborghini se vendió.

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