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jueves, 23 de abril de 2020

Seat Ibiza. 1984


Si le preguntamos a cualquiera si conoce al SEAT Ibiza contestará que sí, aunque no entienda nada de coches. Hasta en buena parte de Europa son bastante conocidos, es todo un icono de la marca española que acaba de cumplir 25 años de historia. Actualmente vamos por la cuarta generación, la mejor que ha existido, y las que quedan.


Os propongo un pequeño viaje en el tiempo hasta principios de los años 80. Tras la caída del franquismo se propuso a Fiat, por entonces socio industrial de SEAT, a quedarse con la compañía. Cuando los italianos descubrieron cuál era su situación salieron corriendo. El primer modelo fruto de ese divorcio fue el SEAT Ronda, muy parecido al Fiat Ritmo.


Utilizando la plataforma del Ronda, que es de segmento C (lo que hoy entendemos por compactos), se creó otro modelo destinado al segmento B, es decir, un utilitario compacto. En 1984 se presentó en el Salón de París el SEAT Ibiza como primicial mundial. Aquí comienza su leyenda.


Un proyecto de Giugiaro fue rechazado por Volkswagen para el Golf II. Fue rescatado por SEAT y materializado poco después en carne y hueso. A la compañía le corría prisa sacar un modelo nuevo al mínimo coste posible, de ahí que aprovechasen cosas hechas, dada su delicada situación financiera.


El Ibiza fue fruto de una múltiple colaboración industrial. La carrocería fue producto de Italdesign Giugiario, Karmann se ocupó de la industrialización y Porsche puso los motores, aunque no es como algunos están pensando. Llevaban una inscripción en la culata que ponía “System Porsche” y eran motores de poca potencia, nada de bóxers.


La oferta inicial de motores constó de los 1.2 63 CV y 1.5 85 CV en gasolina más un 1.7 diesel atmosférico de 55 CV. Cuando afrontó el restyling se añadió a la gama un 0.9 44 CV (versión Junior) y finalmente otro System Porsche 1.7 de 110 CV que pretendía subsanar la pérdida de potencia que causaría el catalizador.


Afrontó un leve restyling a la mitad de su vida comercial y otro más profundo en 1991 cuando empezó a entrar dinero de Volkswagen en la marca española, por entonces independiente. En 1992 fue el coche oficial de los juegos olímpicos de Barcelona. La llegada de Volkswagen supuso una mejora de la calidad y la ingeniería.


Su precio era de 824.000 pesetas en el modelo básico y 1.070.000 pesetas en el caso del más equipado. Este utilitario tenía una habitabilidad superior a la media al usar una plataforma más grande, pero tenía sus inconvenientes. Al ser más pesado tenía la dirección asistida más dura y sus prestaciones/consumo eran peores que las de sus rivales.


Se produjo con tres líneas principales de equipamiento: L, GL y GLX con carrocerías 3 y 5 puertas. Otras versiones fueron Base, Special, Disco, Chrono, Designer, Fashion, SXi...


El SEAT Málaga puede considerarse como la versión sedán del Ibiza, tenían mucho en común y dejaron de fabricarse casi a la vez.


Fue un auténtico éxito de producción. Llegaron a fabricarse 1.281.388 unidades en la zona Franca de Barcelona hasta que la fábrica fue desmantelada al finalizar la producción. El número de exportaciones fue importante, sólo en 1990 se mandaron al extranjero 119.000 unidades.


Lo mejor que tuvo fue habitabilidad y precio, lo peor su calidad de acabado. Pese a su éxito, nunca recibió el galardón de coche del año en España, que sí consiguieron sus rivales Peugeot 205, Citroën AX, Ford Fiesta o Renault Clio hasta 1993.


Actualmente se sigue fabricando bajo una aparicencia distinta en China, bajo la denominación Nanjing Yuejin Soyat o Eagle.



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