Junto a las mujeres y la música, los caprichos de cuatro
ruedas fueron sus grandes pasiones, creando escuela en otros mitos de la
canción como John Lenon, George Harrison, Freddie Mercury, Nick Mason, Chuck
Berry o Eric Clapton, Elvis Presley no se privaba de nada y mucho menos en el tema
del motor. A lo largo de su vida disfrutó de infinidad de vehículos, cuyo nivel
fue creciendo en paralelo a su fama y su astronómica cuenta corriente.
Lincoln, Chrysler, Stutz, Rolls-Royce, BMW , Ferrari o
Mercedes son algunas de las marcas que formaron parte de sus coches. Como buen
patriota, los Cadillac, siempre estuvieron entre sus favoritos.
En los inicios de su carrera, The King empleaba los
vehículos como rudimentario medio de transporte para trasladarse con los Blue
Moon Boys de una actuación a otra. Eran tiempos modestos y también difíciles.
Uno de esos primeros coches de Elvys Presley y de sus preferidos fue un
Cadillac rosa y blanco del 54.
Elvis Presley compró este coche de segunda mano en 1955, y
siempre decía que: "El primer coche que compré era el más hermoso que
jamás había visto. Lo aparqué en el hotel y estuve mirándolo toda la
noche".
El cantante lo reemplazó por un
nuevo Cadillac Fleetwood Series 60 del 55, que mandó pintar de rosa -Elvis
rose-: se convirtió en uno de sus preferidos. Más tarde se lo regaló a su
madre, Gladys aunque no tenía carné de conducir.
Otro de los coches de
Elvis Presley llegó en 1956, cuando voló con su inseparable June Juanico a
Houston para adquirir por 10.000 dólares un espectacular Cadillac Eldorado. No
le satisfacía ni el color exterior de esta maravilla, blanco, ni su tapicería
negra. El artista estampó un racimo de uvas en el parachoques. De esa forma tan
gráfica le explico a Jimmy Sanders, su preparador de coches, cuál era el tono
que deseaba para la carrocería. En cuanto al interior, le encargó que se
bordaran sus iniciales -EP- entrelazadas con una guitarra y dos notas
musicales.
Cuando se marchó a vivir a Graceland en la primavera de
1957, poseía un Cadillac Fleetwood Limousine Series 75 de 1954. Originariamente
de color azul, el cantante lo repintó de amarillo. Siempre le gustaron los
coches con tonos atrevidos y, siendo músico, que dieran la nota.
El mito se trasladó en 1958 a Alemania para cumplir con el
servicio militar de su país. Allí, disfrutó de dos impresionantes roadster BMW
507.
En el verano de 1959 encargó desde Alemania un Lincoln
Continental Mark V. Impresionante. Sin duda, otro de los coches de Elvis
Presley más destacados.
A principios de los 60, Presley decidió que se merecía un
nuevo homenaje. Y buscando el modelo más exagerado y cantoso, compró un
Cadillac Series 75 Fleetwood Limousine, conocido como 'Solid Gold' por las
incrustaciones de oro que mandó insertar a lo largo del pedazo bicho. El precio
de 100.000 dólares lo dice todo. Según algunas fuentes, esa cifra sería
equivalente en la actualidad a un ¡millón de dólares! En su interior, albergaba
todos aquellos elementos de confort, ostentación y lujo que te puedas
imaginar... y los que no. Un glamuroso mastodonte.
Más tarde, y como parece que ya se había cansado del
producto nacional, en 1961 se compró un Rolls Royce Phantom V en un dealer de
Beverly Hills. Llegó a modificar su color en 4 o 5 ocasiones. En 1966 incorporó
a la colección -como si fueran corbatas- otro Rolls Royce, un Silver Cloud
blanco.
La interminable lista
de antojos de la década de le década de los años 60 se completa con unos
impresionantes y exclusivísimos
Ford
Thunderbird del 62, Cadillac Series 75 Fleetwood Limousine 1964,
Lincoln
Continental Executive Limousine 1967,
Cadillac
Coupe De Ville 1967
... y un mastodóntico Mercedes-Benz 600 de 1969.
Llegamos a unos de los vehículos más queridos por el Rey del
Rock: los Stutz Blackhawk. En 1970 se encaprichó de un prototipo de la marca.
Pues, dicho y hecho. A la cadena de montaje, para enviarlo a Graceland. Después
de ese, llegaron otros dos más, los Stutz Blackhawk II y III.
En 1975 se apuntó a la moda italiana con un Ferrari Dino 308
GT4. Dos años más tarde, adquirió un Cadillac Seville de color plata y burdeos.
Probablemente, su última adquisición. Sin duda, y como has podido leer, los
coches de Elvis Presley ocuparon un lugar destacado en su vida.
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